Los seres humanos nos caracterizamos por tres cosas. Los pulgares oponibles, la querencia por el folleteo, y por tener miedo a lo nuevo.
Ambas-tres cosas son tan antiguas como la prostitución (o más), y con ellas podemos explicar en un flis flas y bastante mal, la:
Historia ultrarresumida de la humanidad
Éramos monos, afrontémoslo. Comíamos la fruta sin pelar, nos quitábamos las pulgas y piojos con los dedos (nos los comíamos ¡Guarros!), y zanganeábamos por el monte. Vamos, que durante muchos años, vivimos un agosto eterno. Pero ¡oh queridos míos! un día desarrollamos el pulgar oponible. Un dedo, que al poder tocar a todos los demás desde la punta hasta su base, lo cambiaría todo. A partir de ahí, el uso de herramientas se estandarizó, evolucionó, y nos preparó para el futuro uso de un iPhone con una sola mano, con eso lo digo todo.
El uso de herramientas, nos proporcionó ventajas competitivas frente a otros bichejos que rondaban, y eso, sumado a nuestra querencia por el folleteo, hizo aumentar burrencialmente nuestra presencia en el planeta. Para que os hagáis una idea del éxito que hemos tenido como especie, existen más personas como Belén Esteban, las princesas de barrio, o Sergio Ramos, que ejemplares de leopardo de las nieves (un escalofrío recorre mi espalda).
Escasea más que las chonis
Y llegamos al miedo a lo nuevo. Nos persigue desde siempre. No quiero imaginar la de guantazos que se llevó el primer listo que propuso el trueque. La historia occidental, está perlada de ejemplos de lo mismo, gracias a la siempre valiosa aportación de la iglesia católica a la ciencia. Desconfiamos de lo nuevo, desde nuestros orígenes, pasando por la revolución industrial, la aparición de los badulaques 24h, y el 3D en el cine. Somos así.
Esto y más cosas en vuestro badulaque más cercano
Con el tiempo, desarrollamos el concepto de “mal necesario”. Es decir, esto no lo entiendo, me da yuyu y tal… pero hace mi vida más fácil. Así que lo acepto como “mal necesario”. Y ahí aparecieron conceptos como el coche, el blandiblú, los preservativos sabor chocolate y la energía nuclear… Si, todo este post es una gran farsa para dar mi sesgada, partidista y neocolonialista opinión sobre la energía en general.
Lo primero es decir que las “energías limpias” no existen, son los padres. Como limpias, las nuclear es la que emite menos CO2 a la atmosfera. Existen las renovables (que no quiere decir que no tengan impacto ambiental), si. Pero ¿a donde van las placas solares que ya no se usan? ¿Están hechas de azúcar? ¿A que huelen las nubes?
Lo segundo, actualmente, sin nucleares, bye bye al mundo que conocemos. Eso de usar luz en casa, cargar el iPod (que usamos con una mano), los ascensores y los arbolitos de navidad… meeec, fuera. Así que deberíamos modificar los slogans: Nucleares (así) NO.
Somos Spain, afrontémoslo. Compramos energía a otros países, por que producimos menos de la que consumimos (importamos mas del 70%). De la que producimos, el 45% es de origen nuclear.
Si a lo que tememos es a la muerte, propongo empezar por algo más práctico.
El tabaco mata a mas gente que las nucleares en España (y en el mundo), y no nos aporta nada positivo (los impuestos nos los sacarán de otro lado).
Prohibamos el tabaco, después los coches que vayan a gasolina, la laca, y las declaraciones de Mourinho. Cuando acabemos con eso, nos ponemos con las nucleares.
Y un beso para Japón (el tema nuclear nos hace olvidar que el drama de verdad, de momento, es por un Tsunami...)