Porque el mundo es bonito, hasta vomitar.

20 abril 2010

Aventuras en Ceuta (I)

El destino, y los designios de la empresa, me han mandado una semanita a Ceuta. Si, señoras y señores, mi misión esta semana es tomar datos con el sonómetro, para poder realizar el “Mapa estratégico de ruido de la ciudad de Ceuta”. Suena, guay, importante, cool, in, lo más… y si, en parte lo es. Claro que es mucho mejor hacer este mapa super chachi para la ciudad de San Francisco, Noord, Victoria, o Coffs Harbour, pero a mí me ha tocado Ceuta (todo se andará).

Ceuta día 0

Para el que no lo sepa. Ir a Ceuta desde Barcelona, es un auténtico coñazo, si, así lo digo. Mi peripecia empezó a las 9AM en el aeropuerto del Prat, avión a Málaga, de ahí,
bus a Algeciras, y finalmente, ferry a Ceuta. Tierra, mar y aire… A las 19:30 horas me derrumbaba en la cama del hotel (que se quejen los del Barça…). A las 20h salíamos a tomar datos hasta las 21:30.
Cenamos pinchos morunos, pescaito frito, y pinchos de corazones de pollo (ouyea).
Posterior muerte en la cama tras avisar a mis seres queridos de que he llegado entero.

Ceuta día 1

La ciudad tiene 80.000 habitantes, pero cada día, entran cerca de 20.000 personas procedentes de Marruecos a trabajar, trapichear, o lo que se tercie (en lo que a mí respecta, vienen a hacer ruido). Ceuta es la ciudad más ruidosa de España, (ganó el premio “Petardo 2009”, y es verídico). Lo primero que me sorprendió, es que el exotismo es 0. Yo me imaginaba cazand
o leones en África, y no, más bien tienes que evitar que te atropellen los Hyundai Coupe. Amigos, Ceuta es una mezcla entre Torremolinos, Lloret, y el Rabal de Barcelona, aderezado con quillitos valencianos. Una delicia.

El trabajo consiste en plantar el sonómetro en diversos (muuuuchos) puntos de la ciudad, y tomar datos durante 10 minutos. Trabajo pesadito, pero sencillo. Lo curioso es lidiar con la gente, que se aburre y se te acercan…

-No, no puede hacer declaraciones, no somos de la radio-
-No, no ponemos multas-
-No, no puede soplar, no es un test de alcoholemia-


El trasto en cuestión

En una de estas, se me acerca un legionario, y con un:

-¿Señor, que está haciendo usted aquí?- (dicho con voz de legionario chungo, acojona)

Hace que me ponga en firmes, salude, de un paso al frente, y saque mis permisos del ayuntamiento, todo en dos segundos.

-Esto es una zona militar, y no se pueden tomar fotos “ninaá por el estilo”.-

Yo, insisto en mis permisos (pero de buen rollito). El tipo chasquea la lengua, mira al infinito, y suelta:

-Eeeee… ni caso, esto es que los mariquitas del servicio secreto te han visto dando vueltas, y me han llamado. Yo llevo el acceso del Museo del Legionario (ojo), y mientras no intentes hacer fotos dentro, no hay problema (no las haré).-

Nota: Aclaro que para mí, los miembros del servicio secreto, no son para nada mariquitas, ni nada que no quieran ser, a no ser que así lo manifiesten ellos mismos.

Charlamos, de esto, de aquello, y de futbol. Mis puntos de conexión con un legionario del museo del legionario, son pocos, y algo forzados.

A media mañana, ya me he cruzado con unas 5 personas más de dos veces.
A mediodía, nos recibe la consejera de sanidad. Fotos con los sonómetros para la prensa.
A media tarde, un periodista me entrevista para un periódico de Ceuta (¿el faro?).
Entrada la tarde, una pareja mayor me saluda. Es la tercera vez que nos cruzamos hoy… Yo diría que a estas alturas, estoy en el top10 de popularidad de la ciudad, y solo es el primer día de trabajo, yo creo que el viernes me nombran alcalde.

Ahora, a ver qué tal se vive el Inter-Barça en Ceuta…

06 abril 2010

Detalles

Queriendo o sin querer, nos pasamos la vida clasificando. Algunas veces lo hacemos en voz alta, otras mentalmente. Incluso clasificamos sin darnos cuenta, hasta que una bofetada nos indica que en silencio, y sin avisar, nuestro cerebro ha puesto una etiqueta clasificadora a determinada cosa. Al fin y al cabo, clasificar es poner etiquetas mentales, pequeños resúmenes que nos ayuden a condensar información. Clasificar a alguien como guap@, nos simplifica el tener que enumerar todos los rasgos que nos gustan. Es guap@ y punto. Lo se, menuda chorrada de conclusión.

Esta mañana, en el bar, mientras desayunaba. Un periódico daba vueltas de mano en mano por la mesa. Puede que por lo insustancial de la charla, o por mi comatoso estado de “vuelta al trabajo”, he acabado fijándome en que nadie empezaba a leer el diario por la misma página. Uno empezaba por la sección de noticias internacionales, otro por política, por la contraportada…
Me ha dado por preguntar los “por ques” de su ataque al periódico, y todos tenían una razón clara y consciente de por que empezaban por su sección. Por que la consideran la más importante, la de mayor interés, por que les relaja, o vaya usted a saber. Y he visto que esa, es una manera más de clasificar a la gente. Hasta un detalle sencillo como ese, puede decir cosas interesantes de la gente.


Algunos detalles dicen mucho de una persona

Pensando, pensando, me he acordado de una ex novia (que mal suena esa expresión), que siempre empezaba a leer el periódico por las necrológicas. Nunca llegué a entenderlo. Su razón era que quería saber si había muerto alguien conocido. Puedo llegar a ver el sentido práctico de consultar las necrológicas, pero no la parte sicológica que te lleva a que esa sea tu primera consulta. Está claro que todo es clasificable, incluso lo inclasificable. También me he dado cuenta de que últimamente, se me acumulan las etiquetas de “normal”. Las uso poco…



Lo "común" no siempre es lo "normal"