Para un absoluto profano en este mundillo, el simple echo de disfrazarse de esquiador, ya es una novedad. Caminar con las dichosas botas por el hielo una aventura, y pagar el forfait, un dolor agudo. No nos engañemos, esquiar es caro.
Pero no quiero perderme en eso, ir al futbol también es caro, y no lo critico.
Para los que no hayáis esquiado nunca, os presento la:
Lo primero, es avisar de que la primera vez que uno se calza unos esquís, suele perder toda dignidad (o casi). Hay que pensar, que la falta de costumbre de llevar adheridas a los pies tablas, y estar sobre una superficie deslizante, nos hace propensos a las caídas, y las caídas nunca son dignas. Lo mejor es este caso es poner cara de: “Yo es que llevo años haciendo snow y estoy probando esto”.
Lo segundo que se aprende, es ha hacer la ínclita y taimada “cuña”. La cuña amigos, cansa y será la fuente del 75% de vuestras futuras agujetas. I es que el esquí engaña. Lo normal cuando uno hace deporte (le llamaremos así), es que ir lento, cansa menos que ir rápido. Pero no es nuestro caso. Aquí para ir lento hay que mantener las piernas en tensión. La regla de tres es simple, cuanto más nos cansemos, mas rápido iremos, y cuanto más rápido vayamos, antes y mas fuerte nos hostiaremos. ¡La diversión está asegurada!
Las recomendaciones ante este dilema son: Haced visitas regulares al bar, evitad el alcohol en esas visitas, y si os miran demasiado decid: “Es que llevo años haciendo snow y estoy probando esto”.
Bien ya sabéis frenar. Pero bajar en línea recta, haciendo cuña y cara de acojone, no es precisamente una imagen glamorosa. Lo siguiente es aprender a girar. Una vez más el esquí nos sorprende proponiéndonos respuestas absurdas a preguntas triviales ¿Cómo giro a la izquierda? Pues apoyando todo tu peso a la derecha. Pensad que hasta que os sintáis seguros en la nieve, lo de bambolear el cuerpo no es asunto baladí. Así que para girar deberéis luchar contra la poca o mucha lógica que os quede, mientras intentáis no perder el equilibrio. Para mantener cierta decencia, siempre viene bien decir que; Hacer “fuerapistas” con la tabla de snow ya no os divierte, y queríais probar algo nuevo.
Y para acabar (no olvidemos que esto es sólo una guía iniciática), el Bar. Ese amigo fiel, ese abrevadero amable, ese trocito de casa fuera de casa, es un punto importante en la iniciación al esquí. Pero no os confiéis, el bar es el lugar de mamoneo por excelencia en este mundillo. Cuando os sentéis en la mesa frente a vuestros compañeros, hablad en un tono grave e indefinido que os haga poco comprensibles, y haced gestos con las manos imitando las piruetas que habéis hecho (todo mentira evidentemente), o mirad a las pistas simulando vuestras audaces trazadas mientras entornáis los ojos. Si están tan cansados como vosotros, no os entenderán, y os mirarán con cierto asombro. Pero el resto del Bar, creerá que sois unos profesionales redomados. Es importante que no llevéis ropa muy chillona, para evitar que la gente del Bar os reconozca como; “el inútil al que casi atropellan en la pista”.
Ante todo paciencia, no hace falta ser un genio para aprender. Pensad que esto, inicialmente lo practicaban cuatro paletos de montaña (ahora mucho St. Moritz, pero antes solo tenían vacas). Ya aprenderéis, y podréis burlaros de los matados que van diciendo que, antes… hacían snow.
Pero no quiero perderme en eso, ir al futbol también es caro, y no lo critico.
Para los que no hayáis esquiado nunca, os presento la:
“Guía práctica de iniciación al esquí, sin perder la compostura”.
Lo primero, es avisar de que la primera vez que uno se calza unos esquís, suele perder toda dignidad (o casi). Hay que pensar, que la falta de costumbre de llevar adheridas a los pies tablas, y estar sobre una superficie deslizante, nos hace propensos a las caídas, y las caídas nunca son dignas. Lo mejor es este caso es poner cara de: “Yo es que llevo años haciendo snow y estoy probando esto”.
Dramatización de un momento de mi aprendizaje
Lo segundo que se aprende, es ha hacer la ínclita y taimada “cuña”. La cuña amigos, cansa y será la fuente del 75% de vuestras futuras agujetas. I es que el esquí engaña. Lo normal cuando uno hace deporte (le llamaremos así), es que ir lento, cansa menos que ir rápido. Pero no es nuestro caso. Aquí para ir lento hay que mantener las piernas en tensión. La regla de tres es simple, cuanto más nos cansemos, mas rápido iremos, y cuanto más rápido vayamos, antes y mas fuerte nos hostiaremos. ¡La diversión está asegurada!
Las recomendaciones ante este dilema son: Haced visitas regulares al bar, evitad el alcohol en esas visitas, y si os miran demasiado decid: “Es que llevo años haciendo snow y estoy probando esto”.
Bien ya sabéis frenar. Pero bajar en línea recta, haciendo cuña y cara de acojone, no es precisamente una imagen glamorosa. Lo siguiente es aprender a girar. Una vez más el esquí nos sorprende proponiéndonos respuestas absurdas a preguntas triviales ¿Cómo giro a la izquierda? Pues apoyando todo tu peso a la derecha. Pensad que hasta que os sintáis seguros en la nieve, lo de bambolear el cuerpo no es asunto baladí. Así que para girar deberéis luchar contra la poca o mucha lógica que os quede, mientras intentáis no perder el equilibrio. Para mantener cierta decencia, siempre viene bien decir que; Hacer “fuerapistas” con la tabla de snow ya no os divierte, y queríais probar algo nuevo.
Si me preguntan, soy yo en mis tiempos de snow...
Y para acabar (no olvidemos que esto es sólo una guía iniciática), el Bar. Ese amigo fiel, ese abrevadero amable, ese trocito de casa fuera de casa, es un punto importante en la iniciación al esquí. Pero no os confiéis, el bar es el lugar de mamoneo por excelencia en este mundillo. Cuando os sentéis en la mesa frente a vuestros compañeros, hablad en un tono grave e indefinido que os haga poco comprensibles, y haced gestos con las manos imitando las piruetas que habéis hecho (todo mentira evidentemente), o mirad a las pistas simulando vuestras audaces trazadas mientras entornáis los ojos. Si están tan cansados como vosotros, no os entenderán, y os mirarán con cierto asombro. Pero el resto del Bar, creerá que sois unos profesionales redomados. Es importante que no llevéis ropa muy chillona, para evitar que la gente del Bar os reconozca como; “el inútil al que casi atropellan en la pista”.
Ante todo paciencia, no hace falta ser un genio para aprender. Pensad que esto, inicialmente lo practicaban cuatro paletos de montaña (ahora mucho St. Moritz, pero antes solo tenían vacas). Ya aprenderéis, y podréis burlaros de los matados que van diciendo que, antes… hacían snow.