La vagancia aprende con el tiempo, nos va conociendo, y cual parásito, va apoderándose de nuestras fuerzas, nuestra moral y nuestros recursos.
De pequeños, cuando la vagancia era solo incipiente, nos daba pereza hacer la cama, ordenar la habitación, fregar los platos, poner la mesa, y demás actividades coñazo de casa. Eso si, si un amigo nos decía de salir a jugar un partido de futbol, ya podía ser agosto, caer un sol de justicia o estar haciendo la digestión, que salíamos pitando a correr tras el balón. Éramos jóvenes, y la vagancia no había hecho mella en nosotros.
Imaginad por un segundo que HOY, agosto, os llega un mail de un amigote proponiendo un partidillo de futbol a eso de las 17h. Vuestro cerebro, en su intento por luchar contra la vagancia os recordará los buenos ratos vividos hace años jugando a futbol, apelará a la sana sensación de hacer deporte, al reencuentro con amigos tras el verano, y a todas las ñoñerías que pueda. Pero a vuestros “veinti muy largos” o “treinta y muy pocos”, la vagancia se ha apoderado de vosotros. Ella apelará al calor, al riesgo de lesiones, os dirá que para ver a los amigos lo mejor es una cervecita y poder charlar, o incluso mejor “¿hacemos un torneíto de FIFA 09 en casa?” lo que sea con tal de que no os pongáis los pantalones cortos y salgáis a correr.
Tengo que hacer algo, así que aprovechando que agosto, el mes en el que nací (y en el que nacieron todas las flores), me he propuesto empezar a luchar contra la vagancia. Puede que no vaya a los partidillos de futbol que empiecen antes de las 19h, pero intentare recuperar el blog, ir a nadar… y bueno de momento lo dejamos ahí, que tampoco es plan de saturarse.
Piano piano si va lontano, dicen…
Vagancia creciendo lentamente
(dramatización)
No reírse caballeros y caballeras, ¿acaso no recordáis vuestra infancia? (si, lo de caballeras es ridículo, pero si no lo pongo, alguna persona de feminismo mal entendido y léxico mal aprendido podría ofenderse)(dramatización)
De pequeños, cuando la vagancia era solo incipiente, nos daba pereza hacer la cama, ordenar la habitación, fregar los platos, poner la mesa, y demás actividades coñazo de casa. Eso si, si un amigo nos decía de salir a jugar un partido de futbol, ya podía ser agosto, caer un sol de justicia o estar haciendo la digestión, que salíamos pitando a correr tras el balón. Éramos jóvenes, y la vagancia no había hecho mella en nosotros.
Imaginad por un segundo que HOY, agosto, os llega un mail de un amigote proponiendo un partidillo de futbol a eso de las 17h. Vuestro cerebro, en su intento por luchar contra la vagancia os recordará los buenos ratos vividos hace años jugando a futbol, apelará a la sana sensación de hacer deporte, al reencuentro con amigos tras el verano, y a todas las ñoñerías que pueda. Pero a vuestros “veinti muy largos” o “treinta y muy pocos”, la vagancia se ha apoderado de vosotros. Ella apelará al calor, al riesgo de lesiones, os dirá que para ver a los amigos lo mejor es una cervecita y poder charlar, o incluso mejor “¿hacemos un torneíto de FIFA 09 en casa?” lo que sea con tal de que no os pongáis los pantalones cortos y salgáis a correr.
Esto SI es diversión y no el futbol real
Por que la vagancia, con el tiempo nos va conociendo, sabe nuestros puntos débiles y juega con nosotros. A mi edad ha conseguido que algo que hace años era divertido y genial (jugar a futbol), ahora me parezca una tortura insalubre y un peñazo. Y da miedo, por que… ¿y si consigue que lo que ahora me parece divertido y genial (follar) acaba siendo algo equiparable a una clase de aerobic?Tengo que hacer algo, así que aprovechando que agosto, el mes en el que nací (y en el que nacieron todas las flores), me he propuesto empezar a luchar contra la vagancia. Puede que no vaya a los partidillos de futbol que empiecen antes de las 19h, pero intentare recuperar el blog, ir a nadar… y bueno de momento lo dejamos ahí, que tampoco es plan de saturarse.
Piano piano si va lontano, dicen…