Porque el mundo es bonito, hasta vomitar.

23 diciembre 2006

Blocaire invisible

Debido a un problema técnico, no he podido colgar el post del “blocaire invisible” hasta hoy. Sorrys...

El sorteo dijo que mi blocaire, era azriel, el responsable del Microverso.

La verdad es que ha sido una sorpresa agradable, siguiéndolo estos días, he encontrado un blog personal, con sus toques de ironía y con la acidez justa (que se acentúa al hablar de la navidad… jejeje)

Si, Azriel no es amigo de la navidad. Es mas, yo diría después de seguirlo que daría positivo en una prueba anti-alérgica. Los porqués aquí y aquí.

Tal vez lo que más me ha gustado de su blog, es su lado políglota. Posts en catalán, castellano e inglés. Uno entiende esa vertiente idiomática en cuanto ve que Azriel es un amante de los viajes, que incluso podría ser guía turístico del aeropuerto JFK.

La cuestión es que poco a poco iba viendo similitudes con mis gustos, pero la señal definitiva fueron sus adicciones confesables. Si hay algo que defina mis últimos meses, es mi adicción (aun no declarada) a las series de televisión americanas. Ver que alguien es capaz de perderse en un anuncio de tele tienda, estar enganchado a una cámara digital, adorar a alguien como House, y defender las hamburguesas, hace que sienta cierta empatía, y que incluso me interese por descubrir si coincidimos en mas gustos (estoy buscando cosas de In Ticket), así que…

Votad a Azriel for president amics!

Y para acabar con el post, una canción, que como no, también compartimos...


17 diciembre 2006

Futboleando

Un partido de fútbol puede ser muchas cosas. Tiene sus detractores, lo sé, y seguramente estarán pensando que entre todas esas cosas, puede ser un coñazo.

Pero el fútbol en este post, es sólo una excusa, un vector.

El jueves pasado, se jugó un partido en Japón, entre dos equipos que a primera vista no tienen nada en común; el F.C. Barcelona, y el Club América de México. Son dos equipos con muchos seguidores, que creo que nunca habían enfrentado en competición oficial.

Cuando conoces a tu rival, en cualquier faceta de la vida, puedes personalizarlo. Así, siguiendo el tema futbolero, cuando tu equipo juega contra un rival conocido, piensas en tu jefe, amigos o familiares que lo apoyan. En el caso del partido del que os hablo, eso era difícil. Por que son dos aficiones que se desconocen. Los seguidores del América no saben que a los del Barça se nos acusa de victimistas, y los del Barça no saben, que a los del América, en México les llaman “putos”, por ser del América…



Lo que se seguro, es que en algún lugar de México, había un seguidor del America que pensaba en mí. Estoy seguro que en transcurso del partido se acordó de cuando nos escapamos del colegio a los 11 años, en una operación perfectamente estudiada, o de la vez que nos enfadamos, por que no me subió la nota en un examen que nos corregimos entre nosotros. De las horas del patio que pasamos en la secundaria, estudiando anatomía antes de un examen, de la vez que nos expulsaron del equipo de básquet por jugar un partido borrachos, y de mil historias más.

Yo pensé en el, y en como me gustaría habérmelo encontrado el viernes por la mañana en clase, para picarlo por el 4 a 0.

Y es que el futbol puede ser algo más, y para mi, con 11 años, fue la mejor manera de integrarme en un mundo totalmente diferente. Aún a costa de él que me llamase Butragueño...

Es de las personas que mas me jode haberles perdido la pista, y solo se que las cosas no le han ido tan bien como merecía.

Un abrazo Moisa.




PD: El pinche Cuauhtemoc es un naco, te pongas como te pongas…

15 diciembre 2006

Angeles del infierno

Tener una moto implica muchas cosas.

Para empezar en invierno te conviertes en algo parecido a una cebolla, capas y capas de aislantes, para no resfriarte. En mi caso no es por el resfrío en si, es mas bien por no tener que escuchar unos cuantos; “te lo dije, cómprate un coche” (jejeje).

No, a mi me gustan las motos, y no solo me compré una moto, me compré una moto custom.

Si, uno nunca se parece lo suficiente a James Dean… y decidí que mi camino era formar mi propia banda de “Ángeles del Infierno”. Así que cayó la moto, y como no tengo ni pajolera idea de mecánica de motos, me apunté a una web de usuarios del mismo modelo de moto. Gente muy maja y sobre todo solidaria, que con gran paciencia guían a jóvenes como yo, en su camino a convertirse en moteros duros y peligrosos como los de las películas.

Poco a poco he ido escalando metas hacia la cima de ser el jefe de una banda de peligrosos y respetados moteros (de esos que provocan que las madres, tapen los ojos a sus hijos cuando pasan). Y hace poco, fui a mi primera quedada motera…

Un domingo, a horas intempestivas de la mañana, nos reunimos en una gasolinera a las afueras de la ciudad. Niebla, mucha chupa de cuero y un frío del demonio…

Presentaciones, no quiero evitaros saber, lo divertido que es ver a un grupo de hombretones hechos y derechos (disfrazados de moteros) presentándose por los nicks (que además podéis imaginar como son los nicks de una web motera, el que menos es un “dragón llameante”).

Nada, cafelillo para quitar el frío, y a “rular” (hay mucho argot chicos).

Admito que me lo pasé como un niño circulando varias motos iguales por carretera, cruzando pueblos y llamando la atención de todo quisqui. Finalmente llegamos al “bar motero”. (Un bar motero amigos y amigas, es un bar normal con un descampado enfrente lleno de motos, que no os engañen), y nada, a desayunar…



En el fondo se trata de eso, de jalar. Nos apretamos un desayuno que yo juraba que no me acababa ni guardándome la mitad para la cena. Pero no, los tíos duros podemos con todo, a pesar de que después me costaba trabajo hasta pestañear.

Sobremesa cargada de palabras como; cilindros, válvulas, “arreones”, “monturas”, “ruladas”, escapes y una larga retahíla de palabras a las que yo asentía comprensivamente, a pesar de desconectar en cuanto me hablan de motores.

Al rato, mis rudos compañeros empezaron a mirar sus relojes, y empecé a escuchar una serie de frases que parecían no encajar en el ambiente

-Uy las 11, es que tengo que llevar a las niñas al basket…-

-Si, yo tengo comida en casa, y no he preparado nada-

-¿Las 11? Hoy cambiamos las cortinas en casa-

Y no pude contenerme, me puse en pié y ¡grité!

¡¿Qué?! ¿Niñas? ¿Comidas? ¿Cortinas? ¿Basket?

¡Los moteros no tenemos niñas, ni cambiamos cortinas, ni jugamos a basket!

¡Nuestra familia es la banda! ¡Y nuestro deporte atemorizar pueblos sin sheriff!

¡Yo seré vuestro líder, y haré de vosotros “los Ángels de l’infern” de la plana de Lleida!

Es mentira… no lo hice. Es mas, un rato después al llegar a casa, y aún oliendo a carretera, me descubrí lavando entre los platos mi “sartén de tortillas de patatas”, y me di cuenta de que aún me falta mucho para ser un tipo duro.

Pero estoy en la senda correcta, lo sé… Es mas, este mes, después de ser segurata de un concierto jeviata, y mi iniciación motera, es oficialmente, el mes del “tío duro”

13 diciembre 2006

meme

Si, finalmente ha pasado, me han colgado un meme.
No se si me gustan o no, no soy popular como folken, donot, jbauer y otros. Así que no suelen pasarme nada (snif)
Ehem… mejor paso al meme por que si no, esto parecerá un post deprimente, y no, lo que pretende es ser un reflejo cuarteado de mi personalidad (¿alguien puede decirme que coño quiere decir meme?)

La 5ª frase de la página 123 del libro más cercano (no mi favorito) dice lo siguiente:

“Comprendió que, en la lejana tierra de su cautiverio e infamia, había pensado en su lugar natal como cuando lo dejó; no como cuando estaría cuando volviera.”

Autor: Charles Dickens
Título: Los papeles póstumos del Club Pickwick


Se lo paso a:

Esteve, por que hace tiempo que lo leo y aún no me imagino que lee.
DIY, por que me huelo que será algo interesante.
Miriam (flxt), por que seguro que lee algo más que la “Tp” y “TV y novelas”

PD se lo pasaría al blocaire invisible, pero no creo que cayese en una trampa tan burda…

11 diciembre 2006

Ojalá

Hoy he gritado en silencio por tu culpa.
Hace tiempo descubrí que existías, y desde entonces he conocido una sensación de injusticia más.
Hoy he intentado imaginar que podía sentir toda la gente que sufrió tu gobierno de “difuntos y flores”. Y no he sabido responderme, por que nadie puede alegrarse por algo tuyo, ni siquiera por tu muerte.
Hoy no he podido dejar de pensar en el dolor de mucha gente, y he tenido que dejar que Silvio Rodríguez diga por mi lo que no se expresar.

Ojalá

Silvio Rodríguez

Ojalá que las hojas no te toque el cuerpo cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin ti.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.

Ojalá se te acabé la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones

Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de ti,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.




Te vas sin pagar, pero me dejas el consuelo de saber, que tuviste que hacer el ridículo y pasar por viejo chocho para salvar el pellejo de la cárcel (por que así te lo permitieron varios). Me quedo con que al menos no se te permitió acabar como el héroe que pretendías ser.

Espero que aprendieses algo de la entereza de la gente que no se doblegó y de la que ni siquiera tuvo oportunidad de no hacerlo.

Hoy me dormiré con el rasgar de las cuerdas de las canciones que Víctor Jara no llegó a tocar, y entre ellas alguna dirá:

Ojalá no hubieras existido.

Ojalá no vuelvas a existir.

Ojalá te olvidemos…

10 diciembre 2006

Just a cup of coffee

La casualidad las hizo coincidir, pero fue algo más lo que las llevó a hablar de él.

Ahí estaban, en una de las cafeterías mas chic de la ciudad, tomando “algo” sin tomarlo, una simple excusa para estar. Un café que en realidad era a la vez un escudo y un mazo para romper el hielo.

Siempre habían sabido de la existencia una de la otra, pero nunca se habían encontrado. Conocían perfectamente el perfume y el color del carmín preferido de la otra. Marta sabía distinguir el número de teléfono de Sonia en una larga lista, y Sonia había llegado incluso a intuir en que días tenía el periodo Marta. Todo eso, y seguramente cosa mas macabras, sin haberse visto jamás en persona.

El encuentro fue inesperado, abrupto, casi hostil. La incomodidad las había llevado sin saber como, a sentarse una delante de la otra, cada una protegida por su humeante taza de café.

La charla pretendió ser cortés, casi ortopédica. Los movimientos de una y otra eran pausados y calculados como los de un faquir. Pero las complicaciones, el dolor y la soledad que una misma persona les había hecho sentir las unían quisieran o no.

Marta estaba dolida, hacía dos meses que él remoloneaba con sus obligaciones de padre y ex marido. Sonia llevaba unos meses asustada, algo en el ambiente le decía había otra como en su tiempo lo fue ella, y miraba a Marta imaginándose en su lugar.

El camarero las sacó de su silencio preguntando si se les ofrecía algo más, y Marta contestó secamente.

- Un Glen Grant sin hielo por favor.-

- Lo mismo, gracias- Dijo Sonia sin saber de que se trataba.

Marta acarició su vaso, y se perdió en los tonos dorados de la copa. Miraba a Sonia, y no podía evitar recordar como era todo hace unos años. Sonia la miraba con una mezcla de temor y respeto. Sabía lo mal que lo había pasado, o mas bien lo suponía, y temía descubrirse un día en su lugar.

A esa ronda le siguió otra. Apenas hablaban, pero una sensación magnética las hacía seguir ahí sentadas una enfrente de la otra.

-¿Sabes?- dijo Marta rompiendo el tenso silencio. -Me gustaría saber que pensaría la prensa si supieran lo mal que huelen sus pedos- y soltó una carcajada nerviosa. No había hablado ella, lo había hecho el whisky

Pero dejó de reírse al ver que Sonia la miraba seria.

-¿Pedos? Jamás se ha tirado uno estando conmigo- Dijo respondiendo accionada por un resorte, y acto seguido calló, casi preguntándose si hablaban de la misma persona.

Ambas se violentaron. Un comentario absurdo y burlesco, intentando humanizar al hombre que sin quererlo las había llevado a esa situación tan desagradable, se había convertido en una sensación mutua, que parodiaba el escatológico acto al que hacía referencia.

Marta se levantó y se fue dejando la cuenta por pagar, -es igual- pensó – de todos modos paga él-.

Entre lagrimas nerviosas pensó que el muy hijo puta se comportaba con aquella furcia treinta añera, mientras que con ella siempre había sido un simio.

Mientras que Sonia, sentada en silencio delante de su copa de whisky, pensaba que él no sentía con ella la confianza suficiente como para mostrarse tal como era.


Que curioso es el valor que podemos dar a las cosas…

02 diciembre 2006

Iron Maiden

La noche arrancó emocionante, llegábamos una hora tarde a currar. La culpa era a partes iguales del tráfico de Barcelona, y de la poca emoción que nos daba el asunto.

Lo admito, no soy fan de los Maiden. Pero también admito que puestos a ir a trabajar a un concierto de un grupo del que no soy fan, me hacia gracia la idea de ver a uno de esos grupos clásicos.

Así que aparecimos por la puerta 5 del St. Jordi una hora tarde, y sin cara de arrepentimiento, que para algo somos unos irresponsables profesionales.

Nos miraron mal, con esa cara que ponen las madres cuando los niños se portan mal y hay visitas en casa; “Te pegaba una leche… pero sería peor el remedio que la enfermedad”.

Nos dieron nuestras camisetas negras de “servicios especiales”, y nos castigaron poniéndonos en los lugares más insulsos que les quedaban.

-A ver, uno. Tu. Te quedas en esta puerta, y vigilas que no pase nadie que vaya sin gafete.-

¿Es a mí? Y acto seguido pensé que aquel hombre mayor, y con unos bíceps del tamaño de mi cabeza, debía redefinir en su mente el concepto de “puerta”. Ya que señalaba un pasillo con una valla de esas de las obras cruzada en medio.

Estaba justo en el lateral del escenario, a unos 5 metros del escenario, -bueno, estaré tranquilo y los veré de cerca-, pensé.

A los 5 minutos estaba harto. Por ahí no pasaba nadie, menudo coñazo. Al rato empezó a pasar gente, y yo con cara de tipo maloso los miraba como diciendo, “por que llevas gafete, que si no…” y los dejaba pasar. Evidentemente en el backstage todo cristo lleva como mínimo un gafete que viene a decir “soy guay” o “estoy ocupado”. Pero de repente, vi a dos tíos sin gafete que se dirigían decididamente hacia “mi” puerta. Les di el alto, y con mi preparada voz de tipo duro les dije:

-Perdona, sin gafete no se puede pasar- (os juro que solo me faltaban las Ray ban)

Uno de ellos saca del bolsillo una cartera y me dice –Policia- y me enseña la placa a la vez que yo me derrumbo. ¿Por qué me tienen que pasar estas cosas a mi? Soy una persona tranquila, y para una vez que vacilo un poco, pam, tiene que ser policia.

Evidentemente los dejo pasar, y me juro que a partir de ese momento va a pasar quien quiera por esa puerta.

No pasa mucho rato antes de que venga uno de los jefecillos y me mande a la otra punta del estadio. Se ve que la gente se dedica a tapar el cañón de luz principal.

-Ve y no les dejes taparlo, pero con calma, con educación- jefecillo dixit.

Por favor ¿no sabes con quien estas hablando? Tengo un master en psicología de borrachos.

Disfruto como un enano pasando por todos los controles de seguridad con un saludo cómplice, y miradas de; “hey colega, somos del mismo gremio”

Llego al cañón. Lo dirige un tal Gary, un inglés que esta hecho un armario, pero bajito. Vendría a ser una cómoda..?

Puedo entender su inglés tanto como el slang español de cualquier preso común de can Brians.

Por suerte aún es temprano, y la gente está tranquila. Me sorprende ver a bastantes niños, y parejitas sentadas comiendo el bocata. La cosa parece tranquila, advierto a la gente de las filas superiores sobre la luz, y me dedico a ver el ambiente, hasta que de repente una mano aparece en la luz, me giro, y veo a un zumbado abrazado al cañón, haciendo “cuernos” en la luz. Mi amigo Gary ni se inmuta, le pega un puñetazo en plena nariz y sigue a lo suyo. Yo agarro a mi nuevo amigo por la chupa, lo saco de detrás de la valla y lo tumbo en el suelo. En seguida dos seguratas se lo llevan a la enfermería. Gary me sonríe, yo flipo…

Tengo una vista inmejorable del concierto de los Maiden, Gary lleva el cañón del cantante (¿Dickinson?) y no nos tapa nadie. La verdad es que la cosa es bastante flojilla, hasta que a medio concierto tocan fear of the dark y la cosa se anima. Todo el público levanta las manos, y una marea de cuernos saluda a Iron Maiden. Empiezan a encenderse los primeros mecheros, y contrastan con la luz de los centenares de pantallas azules de los móviles. Cuando la canción acaba, las 18000 personas corean “oles”. Veo que sacan a Eddie, y me doy cuenta de que el concierto de verdad empieza ahí. Así que decido largarme. Nadie sabe quien da las órdenes, por que hay mucho mando intermedio, así que abandono a Gary y voy al backstage. Me acerco a uno de los jefecillos y le digo que me han mandado al escenario. -OK, ponte ahí-, y me señala el frente del escenario, entre la primera fila y el grupo. Me coloco en mi sitio, y veo a mi hermano y a un par de amigos unos metros más al centro. La gente enloquece por segundos. Ahora si, estoy en el meollo.

La masa de gente, levanta los brazos una vez más, señalando con sus cuernos al techo del palau, y yo imagino aquello como una divertida manifestación de croissants. Al poco tiempo empieza la diversión de verdad, aplastamientos en los que hay que arrancar literalmente a la gente de entre las vallas, lipotimias, golpes de calor, dar de beber y remojar el cogote a los que lo pedían, y detener muy a mi pesar a los que intentaban subir al escenario.

En los pocos momentos de calma pienso en los fans de maiden que conozco y en que matarían por estar a medio metro de ellos, lo hago para paliar un poco el asquito que me da que cuando los del grupo se acercan al borde, me caiga su sudor encima.

Acaba el concierto, hacen un único bis, y no salen a saludar… mal… a los dos minutos el jefe nos dice que el grupo quiere a todo el mundo fuera. No saldrán a hablar ni con los VIP’s. Disfruto riéndome de sus pases especiales de todos colores, diciéndoles que los artistas no quieren ver a nadie; -No, ni a ti-. Que gusto…

Los fans de primera fila se vienen a despedir de nosotros, nos dan las gracias por el agua, y cuidarles la ropa, que majos…

Me voy contento. El final del concierto ha sido emocionante, y la experiencia ha valido la pena. Cuando me doy cuenta, estoy canturreando:


fear of the dark…

dum dum…

fear of the dark…

(solo me falta levantar el puño en alto y señalar al cielo con mis dedos meñique e indice para dibujar un... croissant)