7AM, Plaza Catalunya, Barcelona.
Me subo al coche en medio del frío y esa penumbra rara de los días fríos. La jornada va a ser larga, me esperan a las 11 en Vielha. Tengo frío, he dormido 4 horas y estoy de malas, aviso.
7:45, Estación de servicio del Bruc.
Mi desayuno consiste en galletas rancias con chocolate, y un café con leche que parece una venganza.
9:30, En algun lugar entre Baells y Purroy de la Solana.
Me estoy sobando. Voy bien de tiempo, así que paro y me marco una siestecita reponedora.
11:00, Túnel de Vielha.
Reunión fea, descarnada, inhumana, animálica. De esas que te suben la tensión, te quitan el hambre, y sacan al pequeño dictador que hay en cada uno de nosotros (por favor amigos perroflautas, afrontadlo, todos tenemos uno).
14:00, Túnel de Vielha.
Salgo de la reunión cual centurión romano, ensangrentado, sudoroso, y victorioso. Pero de muy mala luna. Hoy no como. Monto en mi corcel blanco y tomo el camino de Barcino.
En las primeras 7 horas de mi día, he pasado frío, hambre, sueño, me he discutido, y he dormido cual homeless en el coche. A ver si la cosa mejora...
17:15, Puerto del Bruc.
Por lo visto, al ser final de mes, los amigos Mossos tienen que cubrir expediente, y ponen radares de 80 (con señales la señorita Pepis). Tengo una preciosa multa por ir a 100, en un tramo que es de... 100 km/h. Dios salve a los Mossos y al estado del bienestar.
18:45, Plaza de Les Glories, Barcelona.
Estoy sucio, cansado, de malas, multado, hambriento, somnoliento, y cagándome en la madre de algún que otro “servidor público”. Por favor, que alguien pite el final del partido, que me pegue un tiro, o que le de al botón de “pause”.
Pero no, el árbitro pita, y nos manda a los vestuarios. Solo ha sido la primera parte. (y el marcador es abultado en mi contra).
Recibo un sms: 20:30h delante del Palau de la Musica, Drexler+Delafé y Las flores azules. Y decido cambiar la dinámica del día.
Los cambios tácticos empiezan con una ducha, mientras mi equipo de música, escupe a todo volumen “You an’t seen nothing yet” de Bachman Turner Overdrive. Sin secarme del todo, y a medio vestir, enchufo la Play (3 obviously), el micro, y berreo “State of love and trust” de Pearl Jam. El piso retumba, una gaviota se ha suicidado, y a Eddie Veder le ha dado un cólico nefrítico por mi culpa, pero yo estoy como nuevo.
20:30, el Palau de la Musica, Barcelona.
Amigos, cervezas, y concierto. Drexler canta “Fusión” y me acuerdo de un par de personitas. Cuando canta “Todo se transforma” solo pienso en mí. Delafé y Las flores azules la arman, imposible no pensar en Paulita (Z) cuando cantan La primavera, y en Eli al ver el escenario cuando cantan “El mar”. Creo que empiezo a remontar el partido.
23:30, Milano bar, Barcelona.
Risas, gin smashed basilico, y otra ronda de amigos. Aparece Jorge Drexler, lo felicitamos, fotos, autógrafos, besos y abrazos. Doy el día por empatado.
Si, lo se, es de groupie. Pero él insistió en hacerse la foto conmigo...
2:30, Plaza Catalunya. Irónicamente el día acaba donde empezó. A veces la gente no es del todo consciente del poder que tiene sobre nosotros, y su capacidad para alegrarnos un día, que parecía perdido de antemano.
Sin duda, hoy, “el público” ha sido mi jugador número 12. Este post llega a todos ustedes cortesía de David, Meri, Miquel, un “Mosso d’Esquadra”, y ¿Por qué no? Jorge Drexler.
Para la realización del mismo solo se ha maltratado al autor.