La vida son coincidencias concatenadas, como una larga ristra de morcillas de arroz que se siguen unas a otras. Lo que sucede es que no siempre sabemos verlas.
Esta mañana, mientras me desperezaba en el coche (si esperase en la cama a despertarme del todo, llegaría cada día al trabajo a eso de las 11 AM), he sabido de la muerte de Joan Baptista Humet. Eso no me hace especial, lo se. Cualquiera que tuviese la radio puesta se ha enterado como yo de la noticia. Lo que me diferencia de la gran mayoría, es que hay una coincidencia que me une al suceso.
El domingo al medio día, a mi madre le dio por poner orden en un armario, que resultó estar invadido de esos trozos de plástico llamados cassettes que introducíamos en los walkmans. (No pienso explicar que son los walkmans o los cassettes, si eres tan joven como para no saber que es eso, tampoco sabrás quien era JB Humet). El caso es que al ir clasificando cassettes, encontré uno de Joan baptista Humet, y evidentemente no supe en que montón ponerlo. Lo puse en el equipo de música (si, el equipo de música de mis padres acepta formatos arcaicos), y casualmente sonó “Clara”.
–Ostias-, me dije. Esto lo conozco.
Así que lo dejé un rato, hasta que un cassette de la banda sonora de “Flashdance” copó mi atención, y cambié de tercio.
Es curioso que tras 20 años de no escuchar una canción, la tararees, y al día siguiente muera su autor. Es por eso que esta mañana en el coche, he sentido un pequeño escalofrío al escuchar la canción. En realidad el escalofrío no ha sido solo por la posible emoción de haber escuchado la canción el día anterior, no. Mi turbación tenía otro origen. Y es que la semana pasada, empecé un libro de Christopher Moore (muy recomendable por cierto), llamado “Un trabajo sucio”. Que habla de un tipo normal, al que de repente le asignan hacer el trabajo de la muerte. Además estoy viendo la serie de animación “Death note”, en la que un chaval mata a la gente con solo anotar su nombre en una libreta.
Así que haciendo gala de la madurez que me caracteriza, he fijado la vista en el infinito, y un…
-woooooo… ¿y si resulta que..?-
Ha cruzado mi mente. Por suerte un octogenario al volante me ha sacado de mi ensimismamiento paridero matutino, y he seguido mi camino. Pero llevo toda la mañana pensando que “ya es casualidad”… y que “vete a saber”… Por si las moscas esta noche escucharé las discografías íntegras de Enrique Iglesias, Bertín Osborne.
Esta mañana, mientras me desperezaba en el coche (si esperase en la cama a despertarme del todo, llegaría cada día al trabajo a eso de las 11 AM), he sabido de la muerte de Joan Baptista Humet. Eso no me hace especial, lo se. Cualquiera que tuviese la radio puesta se ha enterado como yo de la noticia. Lo que me diferencia de la gran mayoría, es que hay una coincidencia que me une al suceso.
El domingo al medio día, a mi madre le dio por poner orden en un armario, que resultó estar invadido de esos trozos de plástico llamados cassettes que introducíamos en los walkmans. (No pienso explicar que son los walkmans o los cassettes, si eres tan joven como para no saber que es eso, tampoco sabrás quien era JB Humet). El caso es que al ir clasificando cassettes, encontré uno de Joan baptista Humet, y evidentemente no supe en que montón ponerlo. Lo puse en el equipo de música (si, el equipo de música de mis padres acepta formatos arcaicos), y casualmente sonó “Clara”.
–Ostias-, me dije. Esto lo conozco.
Así que lo dejé un rato, hasta que un cassette de la banda sonora de “Flashdance” copó mi atención, y cambié de tercio.
Es curioso que tras 20 años de no escuchar una canción, la tararees, y al día siguiente muera su autor. Es por eso que esta mañana en el coche, he sentido un pequeño escalofrío al escuchar la canción. En realidad el escalofrío no ha sido solo por la posible emoción de haber escuchado la canción el día anterior, no. Mi turbación tenía otro origen. Y es que la semana pasada, empecé un libro de Christopher Moore (muy recomendable por cierto), llamado “Un trabajo sucio”. Que habla de un tipo normal, al que de repente le asignan hacer el trabajo de la muerte. Además estoy viendo la serie de animación “Death note”, en la que un chaval mata a la gente con solo anotar su nombre en una libreta.
Así que haciendo gala de la madurez que me caracteriza, he fijado la vista en el infinito, y un…
-woooooo… ¿y si resulta que..?-
Ha cruzado mi mente. Por suerte un octogenario al volante me ha sacado de mi ensimismamiento paridero matutino, y he seguido mi camino. Pero llevo toda la mañana pensando que “ya es casualidad”… y que “vete a saber”… Por si las moscas esta noche escucharé las discografías íntegras de Enrique Iglesias, Bertín Osborne.
8 comentarios:
Coño! yo no me había enterado, le hicimos una entrevista para la radio. Ahora ya estaba retirado y creo que se dedicaba a asesorar empresas, putada oiga. Seguramente el cassette de su madre era el que yo escuchaba por las mañanas...yo hoy también he pensado en las casualidades, se me ha ocurrido pensar si no estaríamos en manos de cuatro extraterrestres tajas de algun licor extraestelar y toda esta mierdecilla, no era más que la pesadilla d un loco...debe ser el día...Por cierto le recuerdo que tal dia como hoy, nació si ahijado.
Curiosa capacidad asesina la tuya. Te animo a unirte a mi banda, formada por mí y mis cuchillos de untar, y sembremos el mundo de terror. Yo les unto hasta la agonía final y tú les rematas con un tarareo mortal de estos que gastas últimamente. Como diría Folken: ¡HACEZINO!
jajajaja :) un plaer llegir-te, per si de cas... només pensa en mí si et venen inatges sexuals al cap, gràciessssssssss.
Muas :)
Hacezinato con lamente.
Me encanta eso de hacer gala de madurez. De hecho, me ha recordado al año pasado, cuando vivía en una casa a tomar por... alejada totalmente de cualquier rastro de vida inteligente, asfaltado o iluminación, con unas escaleras de madera que eran el único camino para llegar al váter.
Pues bien, me desvelé resacoso -no comment- a una hora indeterminada de la madrugada o qué se yo (no había luz) y me puse a leer un libro de relatos cortos de Phillip K Dick. La historia era sobre unos seres capaces de tomar la forma de objetos cotidianos y, en el momento menos pensado, desfacerle a uno la mano o el cuerpo entero con ácido. Bajar a mear después de aquello, con la madera crujiendo bajo mis pies fue una sensación terriblemente maravillosa. Con decir que miré más hacia atrás que hacia adelante...
De todas formas, creo que deberías plantearte el leer SOLO a autores ya muertos. Por si acaso, digo.
tia cookies, pensar en ayunas no es bueno... y de no ser por los horarios terribles de mi trabajo habria llamado a mi ahijado, o como diria folken hayjao.
Joan, creo que así empezó el cartel del Golfo. Veo un futuro lleno de sexo drogas y rock and roll!!!
Aiguamarina, deuen ser els horaris que faig, pero per que podria voler una mortal que la mort pensi en ella si te imatges sexuals al cap?
Bien Folken, veo que compratimos el estilo de "madurez desenfadada", eso nos mantendra jovenes siempre! Hare puebas leyendo a Maria de la Pau Janer (no caerá esa breva...)
OOOOh un trabajo muy sucio! grandisimo libro, me encantó!!! :)
Mira, en això estava pensant jo... posa't també alguna cosa de la Pantoja de passada, a veure si acabem fent una bona neteja!!!
Denke, si de debò ho aconsegueixes seràs carn de tota mena de programes de successos i freaks, prepara't per guanyar molta pasta!!
A esto creo que lo llaman insomnio
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