Porque el mundo es bonito, hasta vomitar.

29 agosto 2011

Back to work


Hace ya unos días que huele a septiembre.
El indicador de la vuelta a la normalidad, lo marca la dificultad para aparcar en Barcelona, y visto lo visto el verano se ha acabado. Dentro de nada alguien pronunciará la fatídica frase; “Los días cada vez son más cortos”, y desearemos matarlo…

Y entre todos los desmanes, excesos y  sinsentidos del verano, he parido la…

“Breve lista de las cosas que no entiendo”

  • Que todas las manifestaciones/protestas/líos y quilombos de Barcelona, tengan que convocarse en mi barrio. ¡Id a quejaros a Pedralbes, la Bonanova o donde sea que viven los políticos de esta ciudad! 
  • Que los socios y simpatizantes del Madrid no vean que les saldría más a cuenta despedir al energúmeno que tienen por entrenador, y disculparse con Del Bosque.
  • Que los transportes públicos de Barcelona, no hagan horario nocturno los viernes. Esto, queridos míos, merece más atención que la prohibición de las corridas de toros.
  • El precio de las cosas en los aeropuertos. En serio, es como teletransportarse a Oslo. 2,20 eur. un café? No me jodas, ni que lo moliese Juan Valdés en persona!
  • Que un verano más, los zumbados de las tierras del Ebro se dediquen a embolar/ensogar/ etc a toros para pasar el rato. Algún día nos dará vergüenza contarlo a nuestros hijos. Entre tanto, los tarados que se divierten con eso, podrían probar a embolarse las gónadas y prenderles fuego.
  • Esa simpática y estrafalaria gente que se escandaliza por que las radios y TV españolas pronuncian Cesc (Sesc) como; Txesc, Cés, Sex, Ses, etc… pero dicen “espíderman” tan alegremente.
  • Los anuncios de KH7 de Bigas Luna. Es más, no entiendo a Bigas Luna en general.
Y así todo el verano… un sin vivir. Suerte de la vuelta al trabajo…

03 mayo 2011

Envejecer


Hace unos días, hablando con un buen amigo, uno de esos a los que si no puedes ver durante una temporada, no se acaba el mundo. Salió a relucir el tema tatuajes, y él, persona precavida y previsora, decía que no se hacía ninguno, no porque no le gustasen, sino porque se imaginaba a su padre con el tatuaje en cuestión, y le daba el bajón.
Lo que me llevó irremisiblemente a plantearme… ¿Como seremos cuando seamos mayores?

Tengo claro que no seremos como nuestros padres, y que ellos no son o serán como nuestros abuelos. Los gustos gustos son, y la gente no cambia, envejece.
Para empezar no escucharemos la misma música. Mi abuela escuchaba a los Panchos, a la Callas, y a Machín, y mi madre seguramente seguirá con su Cat Stevens, su Supertramp, sus Dire Straits, y su Gilbert O’Sullivan. Así que me imagino que yo, escucharé las versiones más tranquilas de Pearl Jam, las baladas de Metallica, a Bisbal, y a los Wallflowers.

No creo que vista igual que mis padres. Son muchos años de tejanos y camiseta, de deportivas y de informalidad. En un futuro, seguramente parecerá carca, pero yo me reiré. Ahhh… ¡placeres de la senectud!

Hubo un tiempo, en que este tipo era LO MÁS

Tampoco me imagino taaaaan alejado de las nuevas tecnologías como la gente mayor de hoy en día. De algo me tendrán que servir todas las horas que le he dedicado a la NES, SNES, N64, PC, Playstation1, Playstation2 y Playstation3. Seguramente criticaré que se implanten chips y mierdas en el cerebro, pero mientras pueda seguiré jugando. Seguro que sacan juegos en slow motion para ancianos jugones.

Así que no me preocupa lo de los tatuajes. Procuraré hacérmelos pensando en cómo se verán con arrugas. Al fin y al cabo, en el geriátrico, seremos unos cuantos los tatuados.

04 abril 2011

Es lunes...

La semana no ha empezado bien.
Suelo desconfiar de los lunes. Son días mezquinos, que te esperan en la esquina del fin de semana, para recordarte los excesos cometidos desde el viernes.
Por esa desconfianza, y por mi espíritu científico, los lunes suelo ponerme en manos del horóscopo, para tantear como va a ir la semana. Por todos es bien sabido que la astrología es una ciencia seria, formal y con base científica… ¿Cómo podría si no aparecer en programas de televisión?
La cuestión es, que de buena mañana, he abierto mi correo, y me he entregado a la sabiduría y consejos de mi horóscopo de Internet.
Esto es lo que he leído:

Hoy sentirás deseos de poner tu casa en orden. No te agrada demasiado limpiar, pero finalmente notarás el polvo o suciedad que aparece por los bordes de tu vida. Es tiempo de fregar. Pon manos a la obra con el polvo y desinfecta todo. Mientras hagas esto sacarás la energía vieja y añeja. ¡Te sentirás mejor al finalizar!

Admito que no esperaba algo así. A mi me gustan los horóscopos de lunes más místicos, profundos, de esos que te llevan a la introspección, a escribir haikus, plantar árboles… y no a coger un mocho.
Lo primero que hice, fue levantar la vista de la pantalla de mi portátil, y me acojoné. La mesa se había convertido en un skyline de botellas, vasos y ceniceros improvisados. El sofá era una extensión del armario, con una cuidada selección de prendas con olor a tabaco (si, en mi tejado se fuma). El suelo de la sala parecía querer imitar el techo de Miquel Barceló en la ONU, pero en una versión que firmaría el mismísimo Tim Burton.

Para que os hagáis una idea.

Abandoné la sala, con la esperanza de que aquel desorden (bonito eufemismo para decir catástrofe) fuese algo puntual. Pero en cuanto tropecé consecutivamente con un casco de moto, una mochila y un caballete (¡¿¡un caballete!?!), me dí cuenta de que el horóscopo tenía razón, “Es tiempo de fregar”.

Abrí la puerta de mi (mini) cocina, y lo que vi ahí dentro sólo podía haber sido provocado por una sesión de entrenamiento de la selección australiana de rugby, o el rodaje de una peli rusa de hard-porn. Platos, vasos, y cazos por doquier (ninguno limpio). El bote de nocilla yacía inane, con cuatro cuchillos clavados a modo de banderillas, y los trozos de limón  abandonados en la repisa, le hacían preguntarse a uno si se trataba de restos de gintonics o del atrezzo de una narcosala.
Misteriosamente, el baño, estaba como una patena… Tenía tal nivel de orden y pulcritud, que amén de insólito, era intranquilizante.

El cuadro general del piso era deprimente. La sensación que dejaba en el ánimo, es que lo mejor era quemarlo todo y empezar de cero. Pero decidí hacer lo que todo buen irresponsable haría en un caso así. Ducharme, vestirme y salir pitando de ahí. No pierdo la esperanza de que unos pequeños y mágicos duendes, arreglen el desaguisado en mi ausencia.

Y así, pensando en si sufro alguna variante del síndrome de Diógenes, me pregunté; ¿No será que el horóscopo que leo los lunes, lo envía mi madre..?

24 marzo 2011

Historia ultrarresumida de la humanidad

Los seres humanos nos caracterizamos por tres cosas. Los pulgares oponibles, la querencia por el folleteo, y por tener miedo a lo nuevo.

Ambas-tres cosas son tan antiguas como la prostitución (o más), y con ellas podemos explicar en un flis flas y bastante mal, la:

Historia ultrarresumida de la humanidad

Éramos monos, afrontémoslo. Comíamos la fruta sin pelar, nos quitábamos las pulgas y piojos con los dedos (nos los comíamos ¡Guarros!), y zanganeábamos por el monte. Vamos, que durante muchos años, vivimos un agosto eterno. Pero ¡oh queridos míos! un día desarrollamos el pulgar oponible. Un dedo, que al poder tocar a todos los demás desde la punta hasta su base, lo cambiaría todo. A partir de ahí, el uso de herramientas se estandarizó, evolucionó, y nos preparó para el futuro uso de un iPhone con una sola mano, con eso lo digo todo.



El uso de herramientas, nos proporcionó ventajas competitivas frente a otros bichejos que rondaban, y eso, sumado a nuestra querencia por el folleteo, hizo aumentar burrencialmente nuestra presencia en el planeta. Para que os hagáis una idea del éxito que hemos tenido como especie, existen más personas como Belén Esteban, las princesas de barrio, o Sergio Ramos, que ejemplares de leopardo de las nieves (un escalofrío recorre mi espalda).

 Escasea más que las chonis

Y llegamos al miedo a lo nuevo. Nos persigue desde siempre. No quiero imaginar la de guantazos que se llevó el primer listo que propuso el trueque. La historia occidental, está perlada de ejemplos de lo mismo, gracias a la siempre valiosa aportación de la iglesia católica a la ciencia. Desconfiamos de lo nuevo, desde nuestros orígenes, pasando por la revolución industrial, la aparición de los badulaques 24h, y el 3D en el cine. Somos así.

 Esto y más cosas en vuestro badulaque más cercano

Con el tiempo, desarrollamos el concepto de “mal necesario”. Es decir, esto no lo entiendo, me da yuyu y tal… pero hace mi vida más fácil. Así que lo acepto como “mal necesario”. Y ahí aparecieron conceptos como el coche, el blandiblú, los preservativos sabor chocolate y la energía nuclear… Si, todo este post es una gran farsa para dar mi sesgada, partidista y neocolonialista opinión sobre la energía en general.

Lo primero es decir que las “energías limpias” no existen, son los padres. Como limpias, las nuclear es la que emite menos CO2 a la atmosfera. Existen las renovables (que no quiere decir que no tengan impacto ambiental), si. Pero ¿a donde van las placas solares que ya no se usan? ¿Están hechas de azúcar? ¿A que huelen las nubes?
Lo segundo, actualmente, sin nucleares, bye bye al mundo que conocemos. Eso de usar luz en casa, cargar el iPod (que usamos con una mano), los ascensores y los arbolitos de navidad… meeec, fuera. Así que deberíamos modificar los slogans: Nucleares (así) NO.

Somos Spain, afrontémoslo. Compramos energía a otros países, por que producimos menos de la que consumimos (importamos mas del 70%). De la que producimos, el 45% es de origen nuclear.

Si a lo que tememos es a la muerte, propongo empezar por algo más práctico.
El tabaco mata a mas gente que las nucleares en España (y en el mundo), y no nos aporta nada positivo (los impuestos nos los sacarán de otro lado).
Prohibamos el tabaco, después los coches que vayan a gasolina, la laca, y las declaraciones de Mourinho. Cuando acabemos con eso, nos ponemos con las nucleares.

Y un beso para Japón (el tema nuclear nos hace olvidar que el drama de verdad, de momento, es por un Tsunami...)

17 marzo 2011

Planchando detalles

El ritmo de vida que llevamos, nos deja poco tiempo/ánimo/resuello/mojo, para apreciar muchos detalles del día a día.
Solemos ir enfundados en prisas a todos lados. Paso rápido, mirada seria, culo apretado y cierto aire de Lemming. Y así, nos perdemos la sonrisa psicópata del energúmeno que reparte el “20 minutos”, las caras de hastío en el metro, la mueca infecta del recepcionista en el hall, los saludos insustanciales en la oficina, el bufido de asqueo del informático cuando le comentamos que le pasa “no se que al correo”, la mirada asesina del camarero al decirle “perdona, te he dicho sacarina”, y un sin fin de bonitos detalles, que en caso de saber apreciar, enriquecerían nuestras jornadas.

Ayer, en un acto de inconsciencia inexplicable, decidí ataviarme con una camisa, para asistir a una serie de reuniones. El detalle no tendría más historia, de no ser por que, el trajín de la mañana convirtió mi camisa en un burruño infecto, con más arrugas que la voz de Chavela Vargas. Y eso queridos amigos, ¡es un problemón de la hostia! Lo confieso, a mis 30, odio (y evito) planchar… Cuando mi ropa sale de la lavadora es sometida a un estudiado y cuidado proceso de secado, recogida y posterior gestión, que ya quisieran para si los materiales usados en nanotecnología. Lo que sea con tal de evitar el uso de la plancha…

Pero ayer, fue imposible escaquearse. No tenía otra opción, me tocaba planchar, y no algo sencillo señores, no. Me tocaba planchar una camisa. Una tarea digna de ampliar a 13 los trabajos de Hércules. Ríete tu de matar a la hidra de Lerna, o limpiar los establos de Augías. Planchar una camisa de algodón. Eso si que es digno de que te hagan un poema épico.


Me descamisé, monté el tinglado, y miré fíjamente a los ojos de caballo loco (la plancha). La señalé desafiante y dije:
-Mira pequeña, vamos a llevarnos bien. Te digo esto como amigo porque si me jodes el plan, detestaría...odiaría tener que matarte. Me jodería. Incluso más que la mayonesa, y sabes como odio la mayonesa"- (Bruce Willis dixit)

 Dramatización de mi sesión de planchado

La plancha se mostró impasible ante mi amenaza. Estiré la camisa, primero el cuello me dijo una voz en mi interior. Y empezó la sesión de lucha grecorromana con la camisa, la tabla y la plancha. Pasé a las mangas… El interior de los puños me repitió la vocecilla, y así lo hice. Puños, mangas, espalda… la plancha se deslizaba con aparente docilidad, la camisa danzaba a un lado y otro por la tabla. Todo parecía en orden, hasta que levanté la camisa para ver mi obra de arte, y descubrí que las arrugas se habían unido en menos, pero más acentuadas. Drama, cabreo y balbuceos de niño malcriado.

Y en ese momento, la vocecilla se volvió voz, y con un:

-A ver, quita… de verdad eh? Os dejo solos 10 minutos y morís-

Mi madre me apartó de la plancha, la camisa y el sufrimiento. 4 movimientos de plancha después, aquel burruño de arrugas se había convertido en una camisa de persona normal.

Miré a la planche y le solté un… -Yippy ka hey, hija de puta- (Bruce Willis dixit)

Planchar detalles... esa es la lección del día.
Quiero aprovechar para solicitar a quien corresponda, que se incluya el planchado de camisas en la lista de las bellas artes. Eso, e información para iniciar los trámites para la canonización de mi señora madre.

03 marzo 2011

En el ojo ajeno

Cada día estoy más convencido de que somos nuestras circunstancias (y lo que hacemos con ellas).

Yo mismo, por ejemplo, me tengo por un chico normal, poco estridente, que sabe leer, escribir y hastaincluso atarse los zapatos medianamente bien.

En el trabajo, se me considera un tipo duro, y sin compasión. De esos que no vacilan en utilizar sus vastos (y bastos) conocimientos para hacer el bien, salvar el mundo, amedrentar ancianas y/o rescatar gatitos.
(Por favor, si algún compañero de trabajo lee esto, ¡Callad! O me vengaré en nuestro curso de “acicalar caniches”).

Para mi familia, soy un faro, una luz, una guía. Mis pobres hermanos han crecido bajo la sombra alargada y espesa de escuchar a mi madre sollozarles; “Si me quisieras, serías como tu hermano mayor”.

Entre mis amigos, me mimetizo (más por educación que por gusto), hasta convertirme (como ellos), en un bulto alcoholizado que se arrastra por los locales más sórdidos, desagradables y faltones de la ciudad. Pidiendo teléfonos a universitarias erasmus que han perdido el norte. Es triste, pero mis amigos justifican que alguien tiene que hacerlo, no se que de la cadena trófica dicen…

 Os juro que es la primera imagen de Google para "chica erasmus"

Pero quien se lleva la peor parte es una de mis vecinas. Una pobre señora entrada en años, quien, por el modo en que se mezclan nuestros horarios, siempre me ve en chándal, cual yonki venido a menos. Nos vemos siempre en mis horarios de salir a entrenar, o lo que es peor, a la vuelta.
Mi cara siempre está desencajada, ya sea por que llego tarde (un clásico), o por que vuelvo destrozado.
Su cara, al cruzarse conmigo en las escaleras, con mi chándal, nervioso, agotado, sudado y con prisas… Es esa mezcla entre horror, asco, y repulsa, que las ancianas saben mezclar tan bien con la lástima. Estoy convencido de que ella, en su cruel imaginario de señora mayor, me imagina vendiendo papelas en alguna esquina del barrio. En su mente soy la versión chandalera, masculina, y con mala voz de Amy Winehouse.

 Este soy yo según mi vecina...

Si, amigos, todo eso soy según las circunstancias. Ah claro, lo olvidaba, como me ven los bloggers..? Bueno, eso os lo dejo a vosotros...

18 febrero 2011

Desubicado


Llevo días absorbido por exámenes, viajes a Ceuta 4.0, y la vuelta al trabajo (esa actividad que dignifica y llena nuestras cuentas a rebosar).

He deglutido Misfits sin masticar en cuatro días, y me ha gustado esa sensación que te queda cuando se acaba algo que te gusta. Voy aprendiendo a disfrutar estas cosas. (El que no haya visto la serie, por Diorrr ya tiene deberes).

Llamadas que aparecen y te sorprenden para alegrarte el día, otras que no lo hacen y su ausencia acaba por hacerte sonreír.

Música, mucha música. Canciones nuevas, y remembers entran y salen de mi mp3 a un ritmo inusitado. Confieso haber hecho un intento casero, irrespetuoso y denunciable de emular una coreografía de Flashdance, si... hasta ese punto ha llegado el remember.

Con ganas de contar muchas cosas, pero las ideas se atropellan. Empiezo un post, y otro se sobre escribe en ese mismo, organizando un galimatías digno de policía municipal dirigiendo en tráfico. No sabéis lo que me ha costado estar calladito mientras pasaba lo de Egipto, los Goya, Shakira y su hermana neurocirujana… Con lo que me gusta quejarme… Por suerte, la terapia de los 140 caracteres ayuda mucho (08181).

He recibido y he ejercido el coaching personal, y me ha encantado (la cerveza ayuda siempre, ¡siempre!).

Ideas y proyectos nuevos que se presentan atractivos,  insinuantes e interesantes. Lalaia y Annalgesia consiguen que me active (y de vez en cuando hastaincluso que acabe cosas).

Afrontémoslo, cada día canto mejor las canciones de Pearl Jam en el Rock Band…

He recuperado la capacidad de ilusionarme con facilidad por las cosas que me gustan. Y sin drogas amigos, ¡sin drogas!

He aquí dos ejemplos...

Hay dos o tres personas que se han reubicado en mi vida, haciéndola más entretenida, y ha habido algún “Hola, encantado” que me ha gustado mucho pronunciar.

Mi cabeza está como este post (y como el mundo árabe), desordenada,  convulsa, y con exceso de inputs. Tengo la sensación de que vienen cambios…