Durante la última semana, he sido golpeado en la cabeza por una película de Scorsese, el chándal de Maradona, y un libro sobre Michael Jackson.
El punto de conexión entre los tres golpes, es que provenían de personas que en un momento dado de su vida, y por distinto tipo de suertes, se convirtieron en… Dioses.
Los Dioses, son personas que trascienden a su propio arte, que enajenan a quien los observa, escucha, o lee, y hacen que perdamos toda objetividad sobre ellos (atención fans del “Boss”, no hablo de vosotros, ÉL no es un Dios, es simplemente popular).
Pero más que el efecto que tienen en nosotros, me llama la atención los efectos que tienen sobre sí mismos al convertirse en dioses.
Uno de los dioses por excelencia es Prince Rogers Nelson, o Prince a secas, o Symbol, o “the artist”, o “el artista antes conocido como Prince”, o… ufff… cansino. Al tipo se le giró alguna neurona, i se le fue la mano con el tema andrógino.
Otro gran Dios, es Diego Armando Maradona, el “pelusa”, el “Diez”, “Barrilete cósmico”… Defendiblemente el mejor jugador de la historia. No acabó de triunfar en ningún club grande, pero se inventó un Nápoles ganador de la nada, y llevo a Argentina a ganar el mundial del 86. Pero una vez endiosado, empezaron las drogas, aumento de peso (dice la leyenda que se comió a un mariachi), disparos a periodistas, y amistades con dictadores… Al final quedó descartado como modelo de ropa interior de Calvin Klein, como nuncio del vaticano y como persona normal.
Por más que lo vea, seguirá impresionandome...
Carlos Augusto Santana Alves. Un buen día dejó el violín, tomó una guitarra (y ochenta tripis), y empezó a componer, tocar y… convertirse en Dios. Su disco Europa tenía que llamarse; "ahí viene la señora con cara de hongo que viene al pueblo". Imaginad la cara del tipo de la discográfica cuando escuchó eso. Psicodelia, looks imposibles y giradas de olla. En fin, persona no apta para hacer de canguro, o pedirle que te riegue las plantas cuando te vas de vacaciones.
Salvador Felipe Jacinto Dalí i Domènech. Dalí para los amigos, enemigos, fanáticos y algún detractor. Durante una época incluso fue normal. Es el Dios endiosado de entre los Dioses endiosados. Un genio, así, sin más explicación. Se dedicó a revolucionar y reinventar el arte. No se puede decir que perdiese el norte, porque jamás llegó a preguntarse dónde estaba, o que era el norte. De ahí a los rollos sexuales turbios, pareja(s) más turbias aún, y momentos histriónicos históricos, medió un paso. Icono de la palabra genio.
Robert Allen Zimmerman, mejor conocido como Bob Dylan. Artista folk, cantante comprometido, y narrador de parte de la historia americana. Ha ganado desde el Príncipe de Asturias a un Pulitzer honorario. Descendiente de familia judía, apoyó diversas causas en defensa de grupos minoritarios, bla, bla, bla. Un buen día se apuntó al catolicismo, tocó para el Papa, acabó haciendo películas con Penélope Cruz, y reeditando mil discos de “greitist jits” y bueno… Nunca le perdonare que me tuviera esperando hora y media bajo el sol de agosto en el Doctor Music Festival del 98. Total, para tocar 30 minutos, sin saludar o despedirse, y largarse sin un triste bis… Damn, Bob… what’s wrong with you? (exclamé).
En definitiva, el éxito es malo amigos (o al menos lo es en dosis elevadas). Siempre defenderé cierta mediocridad y un punto de conformismo, como camino a la felicidad…
7 comentarios:
chale, y uno que se la pasa luchando para ser algún día un dios en "algo".. ahora resulta que es malo. Mejor la mediocridad. Me quedaré en casa comiendo papitas y viendo la tele, checando el feisbuc interminablemente.
He dicho: "cierta mediocridad y un punto de conformismo". Las palabras "cierta" y "punto", tienen un significado según la RAE...
Además esa es mi receta para obtener algo de felicidad, no para ser un Dios jeje (Mira al bueno de Cobain)
También puedes volar edificios federales en Oklahoma
Apreciado Folken, volar edificios federales ya no se lleva... Es tan low class!
Dijiste CHANDAL??
Es que ver a maradona metido en eso... duele!
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