Julio lo observaba todo con indiferencia. Todo aquel movimiento representaba demasiada información para su atribulado cerebro. Se encontraba sentado en el hall del mejor hotel de la ciudad, sufriendo cada segundo, cobrando conciencia de lo poco que le quedaba para realizar su seño más insospechado. Él, un hombre de mediana edad, mundo recorrido, y profesional de éxito, se sentía como un chiquillo haciendo cola en el parque de atracciones.
Intentó relajarse. Su mirada se perdió coqueta por los detalles de la impresionante estancia en un deseo inconsciente de hacer volar el tiempo, y así, mientras él se encontraba distraído en la adivinanza que le proponía un enorme jarrón, sobre la naturalidad de sus flores, llegó ella.
Su entrada estaba cargada de la despreocupación que da el saber que lo esperan a uno.
Él la reconoció enseguida. No se habían visto nunca en persona, pero la mirada de aquellas fotos estaba grabada a fuego en su mente. Se incorporó, y a medida que se acercaba, la estampa de aquella mujer parecía agrandarse. Un cuerpo esbelto y cuidado, enfundado en un traje chaqueta negro y coronado con una melena azabache y una mirada firme.
Se saludaron con una amable frialdad. Apenas habían cruzado un par de correos electrónicos, y una fugaz llamada para acordar los detalles de su cita.
-¿Está todo listo?-
Preguntó ella mientras dirigía su mirada hacia el bar del hotel
-Si, tenemos reservada la suite-
Julio procuraba mantenerse inmutable, pero era un manojo de nervios, no podía creer lo que estaba haciendo.
-Pues subamos, no me gusta perder el tiempo-
Avanzaba dos pasos por detrás de ella, mientras repasaba mentalmente una y otra vez, todos los detalles que habían pactado. Parecía una mujer sumamente exigente, y por nada del mundo quería que algo saliera mal, y ella desapareciese para siempre.
Al llegar a la habitación, Julio abrió la Puerta dejándola pasar, y ella le agradeció el gesto con una sonrisa. A pesar de estar acostumbrada a que los hombres fuesen galantes con ella, éste, mostraba una ternura en sus gestos que le hacían olvidar la atracción física que solía motivar dicho comportamiento. Para Julio aquella sonrisa, fue como si pudiera respirar por primera vez desde que la había saludado.
Entró tras ella, y esperó alguna reacción que le indicase si todo era de su agrado. La observaba a contraluz, mientras ella se deleitaba viendo como se habían cumplido todas sus peticiones; las flores, presentes en cada rincón. Las botellas de agua mineral de su marca favorita, suave jazz en el hilo musical, y unos carísimos bombones de marrón glaseé ofreciéndose en la mesa.
El silencio se apoderó de la suite. Sin mediar palabra, y en un gesto estudiado y casi mecánico, ella dejó resbalar su chaqueta con aparente despreocupación, dejando sus hombros al descubierto. Julio estaba paralizado, era el movimiento más sensual que había presenciado jamás…
Giró su rostro, y dejó pasear su mirada por todo el cuerpo de Julio.
- ¿Empezamos?-
Si Julio no hubiera sido consciente de que se encontraba ante una gran actriz, y de que había un cámara montando sus bártulos a su lado. Habría estado encantado de tomar esas palabras como la más agradable de las propuestas. Así que se limitó a sonreír para sus adentros y resignarse a entrevistar a la actriz de sus sueños.
7 comentarios:
¿Julio Médem entrevista a Julia Roberts?
Hay tantas situaciones en las que encaa esa mezcla de congoja y cuasi valentía que no entiendo por qué todo el mundo pensará lo mismo al llegar al final, pero todo el mundo lo hace (y yo no soy alguien que no sea todo el mundo :P)
Mmmmmmmmmm!!!!
Si, es curioso como ante la duda, todos acabamos en el mismo lugar.
Humm....Sigues siendo de los mejores dejando ir la imaginación en posts como éste....me has hecho recordar a aquel tuyo de Italia...también se llamaba Julio??
gracias A ;)
hum... buena memoria, juraria que si!
(si hablamos del mismo)
M'ha agradat molt la història. Molt sensual. Tornaré.
M'alegra que t'hagi agradat.
Benvinguda.
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